Por Enrique Chávez Estudillo*
La semana pasada hice hincapié en la necesidad de que el PRI en Puebla se convierta en una oposición responsable, incluyente, crítica, propositiva y democrática, porque solamente así podrá enfrentar de manera exitosa el reto de mantenerse vigente y recuperar la preferencia de la ciudadanía en las siguientes elecciones federales, pese a perder el gobierno estatal, la ciudad de Puebla, varias de las principales cabeceras distritales y la mayoría en el Congreso local en los comicios del 4 de julio.
Y sin duda que, insisto, el reto que los priístas de Puebla tenemos ante nosotros es muy grande. Sin embargo, los partidos que a partir de enero del año entrante dejarán la comodidad de ser oposición, para convertirse en gobierno por primera vez en nuestro estado deberán responder a las expectativas de una ciudadanía cada vez más informada, crítica, demandante y participativa.
Es normal que quienes dirigen, militan o simpatizan con los partidos opositores al PRI festejen los resultados de la pasada elección local, aunque deberían tomar en cuenta que en 1995 y 2001 el PAN ganó la presidencia municipal de Puebla y el gusto apenas le duró un trienio, porque los ayuntamientos que encabezó no tuvieron la capacidad de gobernar bien y responder a las expectativas de la gente.
Señala un viejo pero sabio dicho que “lo difícil no es llegar, sino mantenerse” y el reto de quienes gobernarán el estado y el municipio de Puebla será cumplir con las expectativas que generaron en los poblanos, porque –si no lo consiguen –los ciudadanos volverán a decepcionarse de ellos y a darles la espalda en las urnas.
Los poblanos demandamos de los próximos gobiernos eficiencia, honestidad, transparencia, resultados, obra pública útil y terminada a tiempo, servicios públicos de calidad, seguridad en las calles, tolerancia, respeto a los derechos humanos, generación de empleos, atracción de inversiones, combate real a la pobreza y; sobre todo, cumplimiento puntual y cabal a sus ofrecimientos de campaña.
Es grave cuando una fuerza política se niega a asumir el rol de oposición que le asignaron los ciudadanos; pero es mucho peor el que un partido se resista a asumir su rol de gobernante y, lamentablemente, en diversas ocasiones los mexicanos hemos visto a las administraciones panistas no cumplir con sus compromisos de campaña y poner miles de pretextos para justificar su incompetencia o corrupción.
Por lo mismo, los ciudadanos comunes y corrientes y, en particular los priístas, estaremos pendientes y vigilantes de que los gobiernos que entrarán en funciones en enero y febrero próximo trabajen a favor de la justicia social y den resultados positivos para la mayoría de los poblanos.
*Presidente de la comisión de Derechos Humanos en el Cabildo de Puebla