BITÁCORA MUNICIPAL
Por Enrique Chávez Estudillo *
Voto nulo, justificado pero inconveniente
En este espacio, en diferentes ocasiones he expresado mi convencimiento de que la ciudadanía tiene sobradas razones, para sentir desconfianza y desencanto ante la clase política y los diferentes niveles de gobierno, porque las crisis económica y de seguridad pública en que está inmerso el país desde hace tiempo son las pruebas de que el poder público ha sido incapaz de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
Por ello, me parece justificado y entendible el hecho de que un grupo numeroso de ciudadanos esté convocando a los electores, para que el 5 de julio próximo ejerzan el llamado “voto nulo”, como una señal de protesta contra los partidos políticos y los gobiernos emanados de ellos, porque la gente siente que quienes tienen el poder público en todos los niveles solamente se benefician a sí mismos y a sus grupos.
También soy un convencido de que, independientemente del elevado nivel de abstencionismo que se espera haya en los próximos comicios, los gobernantes, dirigentes, representantes populares y candidatos de partidos políticos tendremos que hacer un análisis autocrítico serio, para corregir las fallas, omisiones abusos o excesos que nos han alejado de la ciudadanía.
Pienso que el llamado “voto nulo” efectivamente servirá como llamado de atención de la ciudadanía hacia los partidos y, tal vez, le reste algo de legitimidad a los ganadores, pero me parece que – en términos electorales –esta señal de protesta solo hará que los triunfadores en la contienda sean los partidos con mayor capacidad de movilización de su voto duro y esto puede ir en detrimento directo de lo que demanda la gente.
Además, la participación activa de los ciudadanos en los comicios es la base de una democracia electoral real y – al mismo tiempo - sirve para desactivar o neutralizar cualquier intento de manipular la voluntad de las personas. Si alguien quiere cometer un fraude, le es mucho más fácil cuando participan pocos votantes.
Votar es necesario, para fijar una posición clara respecto a la situación en que está el país y, por ello, es importante que quienes crean que México marcha bien lo refrenden en las urnas, mientras que quienes pensamos que el rumbo es equivocado deberemos reflejarlo en las boletas el próximo 5 de julio.
Es cierto que hasta el momento la democracia y la alternancia en el poder no han servido para que los mexicanos vivamos mejor, pero esto no se debe a fallas estructurales en el sistema comicial o en el modo democrático de vida por el que hemos luchado desde hace décadas, sino a que el PAN no sabe gobernar y a que los priístas no hemos sabido recuperar la Presidencia de la República por fallas en la unidad interna y errores en las campañas.
Entonces, lo que debemos hacer es democratizar la vida interna de los partidos, perfeccionar la vía electoral como mecanismo de acceso al gobierno, incentivar la participación ciudadana en las cuestiones públicas y establecer – mediante leyes modernas y claras – mecanismos para obligar a los gobernantes y representantes populares a cumplir con sus obligaciones o quitarlos del cargo.
*Presidente de la comisión de Derechos Humanos en el Cabildo de Puebla
Por Enrique Chávez Estudillo *
Voto nulo, justificado pero inconveniente
En este espacio, en diferentes ocasiones he expresado mi convencimiento de que la ciudadanía tiene sobradas razones, para sentir desconfianza y desencanto ante la clase política y los diferentes niveles de gobierno, porque las crisis económica y de seguridad pública en que está inmerso el país desde hace tiempo son las pruebas de que el poder público ha sido incapaz de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
Por ello, me parece justificado y entendible el hecho de que un grupo numeroso de ciudadanos esté convocando a los electores, para que el 5 de julio próximo ejerzan el llamado “voto nulo”, como una señal de protesta contra los partidos políticos y los gobiernos emanados de ellos, porque la gente siente que quienes tienen el poder público en todos los niveles solamente se benefician a sí mismos y a sus grupos.
También soy un convencido de que, independientemente del elevado nivel de abstencionismo que se espera haya en los próximos comicios, los gobernantes, dirigentes, representantes populares y candidatos de partidos políticos tendremos que hacer un análisis autocrítico serio, para corregir las fallas, omisiones abusos o excesos que nos han alejado de la ciudadanía.
Pienso que el llamado “voto nulo” efectivamente servirá como llamado de atención de la ciudadanía hacia los partidos y, tal vez, le reste algo de legitimidad a los ganadores, pero me parece que – en términos electorales –esta señal de protesta solo hará que los triunfadores en la contienda sean los partidos con mayor capacidad de movilización de su voto duro y esto puede ir en detrimento directo de lo que demanda la gente.
Además, la participación activa de los ciudadanos en los comicios es la base de una democracia electoral real y – al mismo tiempo - sirve para desactivar o neutralizar cualquier intento de manipular la voluntad de las personas. Si alguien quiere cometer un fraude, le es mucho más fácil cuando participan pocos votantes.
Votar es necesario, para fijar una posición clara respecto a la situación en que está el país y, por ello, es importante que quienes crean que México marcha bien lo refrenden en las urnas, mientras que quienes pensamos que el rumbo es equivocado deberemos reflejarlo en las boletas el próximo 5 de julio.
Es cierto que hasta el momento la democracia y la alternancia en el poder no han servido para que los mexicanos vivamos mejor, pero esto no se debe a fallas estructurales en el sistema comicial o en el modo democrático de vida por el que hemos luchado desde hace décadas, sino a que el PAN no sabe gobernar y a que los priístas no hemos sabido recuperar la Presidencia de la República por fallas en la unidad interna y errores en las campañas.
Entonces, lo que debemos hacer es democratizar la vida interna de los partidos, perfeccionar la vía electoral como mecanismo de acceso al gobierno, incentivar la participación ciudadana en las cuestiones públicas y establecer – mediante leyes modernas y claras – mecanismos para obligar a los gobernantes y representantes populares a cumplir con sus obligaciones o quitarlos del cargo.
*Presidente de la comisión de Derechos Humanos en el Cabildo de Puebla
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