miércoles, 28 de abril de 2010

Dilema de los partidos: renovarse o morir

En este momento, todos los partidos políticos que contenderán en las elecciones de julio llevan a cabo sus procesos internos de selección de candidatos y, por lo mismo, las dirigencias reciben críticas, cuestionamientos o amenazas de militantes que sienten tener todo el derecho de contender, pero que no podrán hacerlo al no haber sido designados para ello.




Hasta cierto punto es normal que haya inconformidades y críticas al interior de cada partido, porque es natural que en la lucha por el poder público haya pasiones desatadas. Sin embargo, a través de los medios informativos es posible constatar que en esta ocasión son más numerosos y trascendentes los cuestionamientos a los dirigentes partidistas por la selección de candidatos, debido a que se dan tanto en municipios pequeños como en los más poblados.



Lo que sucede es que en cada instituto político hay ciertos grupos y miembros que practican el patrimonialismo, la cerrazón y la exclusión hacia los demás integrantes de ese mismo partido. Además, prácticamente en todas las fuerzas persiste una notable resistencia a renovar tanto las prácticas internas como a los cuadros que los representarán en las elecciones.



Es curioso que una de las más frecuentes y justificadas quejas de la gente que no milita en ningún partido es que éstos siempre postulan a los mismos aspirantes a cargos de elección popular. Y la ciudadanía tiene razón, como lo demuestra el hecho de que en el PAN quienes hace apenas 4 años pidieron el voto para ser senadores, ya dejaron sus cargos en la Cámara Alta para buscar otros puestos; mientras que un panista que ya fue dirigente estatal de su partido abandonó su diputación local, para buscar la alcaldía.



Es claro que todos los ciudadanos, incluyendo a los militantes de las fuerzas políticas, tienen el derecho de buscar contender al cargo de elección que se prefiera. Pero es cuestionable que se haga abandonando las responsabilidades conferidas por el voto de los mexicanos.



También es negativa la cerrazón y falta de transparencia predominante en los partidos durante sus procesos de selección de candidatos, porque en muchos casos no postulan a las personas que la ciudadanía quiere y mantiene en los primeros lugares de intención de voto, lo que significa que los mismos electores padecen una actitud excluyente de algunas fuerzas políticas.



Pero no solamente es necesario que los partidos renueven sus prácticas internas, además se requiere que abran sus puertas a los liderazgos ciudadanos y sociales, que les ayudan a refrescar su vida intestina, a recuperar la confianza de la ciudadanía y que garanticen que la pluralidad de la sociedad esté en realidad reflejada en los Congresos federal o local.



Es claro que la gente confía cada vez menos en los partidos políticos, que – por lo mismo – deberían llevar a cabo profundos procesos de renovación de prácticas y de liderazgos, para convertirse en verdaderas entidades de interés público y recuperar credibilidad en los ciudadanos.



*Presidente de la Comisión de Derechos Humanos en el Cabildo de Puebla

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