jueves, 25 de febrero de 2010

Diálogo y consenso para legitimar las obras de gobierno

14 de Septiembre 2009


BITÁCORA MUNICIPAL



Por Enrique Chávez Estudillo *




El verdadero progreso no debe imponerse ni lograrse a costa de los ciudadanos a los que supuestamente se trata de beneficiar, porque un gobierno – de cualquier nivel – verdaderamente democrático y participativo es el que escucha a la gente siempre, no el que solamente lo hace cuando le conviene o el que finge hacerlo y en realidad se cierra a las expresiones populares.



Me permití realizar estas reflexiones, porque desde hace varios días más de 500 comerciantes y vecinos de la zona donde el ayuntamiento planea construir un viaducto sobre el bulevar Atlixco han externado inconformidades y dudas por las afectaciones y molestias que este proyecto les puede ocasionar, sin que las respectivas autoridades municipales hayan dado respuesta a las inquietudes ciudadanos.



Es notorio el autismo (con el debido respeto a las personas con esta circunstancia) de muchos funcionarios municipales de primer nivel, debido a que parecen aplicar la máxima salinista del “ni los veo ni los oigo” a las protestas ciudadanas y son incapaces de presentar el proyecto concreto que supuestamente avala la construcción de este viaducto y, en consecuencia, tampoco pueden responder a las preguntas de la gente que vive o tiene un negocio en la zona del bulevar Atlixco.



Este lunes, el tesorero municipal informó que el ayuntamiento pedirá un préstamo de 180 millones de pesos a la Banca Interacciones, para realizar este viaducto y, aunque no estoy de acuerdo con endeudar al municipio, porque los afectados seremos todos los poblanos, sí agradezco a este funcionario su disposición de decir claramente a la gente con qué se quiere efectuar esta obra.



Sin embargo, las demás dependencias del gobierno municipal involucradas en esta obra no han presentado proyecto alguno y lo peor es que tampoco han dicho cómo harán para no afectar a los comerciantes y a los ciudadanos de la zona, propietarios de negocios y viviendas cuyos accesos se verán limitados el tiempo en que se ejecuten los trabajos.



Como representante de la ciudadanía, me parece normal, lógico y entendible que quienes se verán afectados por esta obra quieran reunirse con representantes del ayuntamiento con capacidad de decisión, para externarles sus inquietudes y pedir garantías de que se les resarzan los daños.



Sin embargo, los funcionarios municipales que deberían hablar con los vecinos, explicarles los alcances y beneficios de la obra y darles garantías de que se verán favorecidos con la misma, lamentablemente no han tenido el deseo o la capacidad de dialogar con ellos.



Por esto, creo mi deber exhortar a los representantes del ayuntamiento a acercarse a la gente, conocer sus inquietudes e inconformidades y aclarar cualquier duda, porque es mediante el diálogo, el consenso y la conciliación de intereses como se legitiman las acciones y obras de cualquier gobierno.



Además, el progreso no puede ni debe imponerse y tampoco se logra con planes unilaterales ni dudosos, que – por el contrario – dan pie a que la ciudadanía sospeche fundadamente si la obstinación de un gobierno por sacar adelante un proyecto se debe más a oscuros intereses personales financieros que al legítimo deseo de alentar el desarrollo comunitario.



*Presidente de la comisión de Derechos Humanos en el Cabildo de Puebla.

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