BITÁCORA MUNICIPAL
Por Enrique Chávez Estudillo*
Mucho se ha hablado y se hablará de la sucesión gubernamental que se concretará en julio de este mes e, incluso, hay quienes ya se sienten en los cargos públicos que desean ocupar en el siguiente sexenio o trienio, pese a que faltan varios meses para la elección y a que quienes son funcionarios públicos deberían dedicarse a cumplir con sus obligaciones, en lugar de tratar de amarrar un “hueso” en las siguientes administraciones.
Tengo más de 20 años de militar en el PRI, porque soy un convencido de la validez y legitimidad de sus postulados de democracia y justicia social y, por lo mismo, veo con preocupación que muchos de mis correligionarios están incurriendo en excesos de confianza, debido a que el partido ha triunfado de manera convincente en los dos últimos procesos (2007 y 2009).
Sin embargo, cada elección es diferente y su resultado depende de varios factores, como los candidatos de los diferentes partidos, el tipo de campaña, la coyuntura nacional, estatal o municipal, los imponderables que a veces ocurren y, principalmente, la unidad o división interna con que los aspirantes lleguen a la contienda.
Respeto a quienes piensan y dicen que el PRI ya ganó la contienda en este 2010 y se frotan las manos con ello, pero difiero profundamente de ese pensamiento, porque he sido testigo de cómo supuestas “victorias” electorales se convierten en derrotas por la mala postulación de candidatos, los divisionismos internos o la realización de una pésima campaña.
Ninguno de los priístas pensábamos que el partido perdería en el 2000 y… así ocurrió, porque el partido se dividió y equivocó al postular a un contendiente débil, que solamente era apoyado por el Presidente de la República, pero que carecía de respaldo social y cuya imposición generó una ruptura interna, que fue imposible sanar en la contienda.
Los priístas tampoco esperábamos perder la ciudad de Puebla en 1995 o en el 2001, pero se cometieron sendos errores al imponer a los candidatos y no se postuló a quien contaba con el apoyo de la gente, sino a los favoritos de los gobernantes en turno y, en consecuencia, se nominó a aspirantes débiles, solamente respaldados por cúpulas poderosas, pero pequeñas en términos electorales.
En consecuencia, es necesario que los priístas seamos conscientes de que en julio habrá una contienda real y que existe la posibilidad de ganar o perder, dependiendo de lo que hagamos o dejemos de hacer. Si promovemos el juego limpio y la inclusión al interior del partido y postulamos a candidatos con aceptación social, seguramente triunfaremos.
Por el contrario, si en el PRI prevalecen la Imposición de aspirantes, la Exclusión y la Fabricación de “candidatos” con poco potencial electoral, pero inflados de manera artificial con recursos públicos de todo tipo, el saldo final de la sucesión podría sernos desfavorable.
*Presidente de la comisión de Derechos Humanos en el Cabildo de Puebla
No hay comentarios:
Publicar un comentario